5 de diciembre de 2012

Dinero bueno, dinero malo y monedas de reserva


Vamos a ver: aquí se pidió dinero. Desde Europa, se nos dio dinero. En realidad, a todo efecto, da igual que el dinero venga del ahorro alemán, o de la creación desde cero, o de lo que sea. El caso es que el dinero que se nos dio era de verdad. Y no hubo estafa: cada Euro que nos dieron era auténtico, y no solo no perdió valor, sino que hoy vale más que entonces.

Yo personalmente creo que ese dinero vino de la creación de una nueva moneda de reserva. En 1998 la suma de monedas en el EMS II (Antesala del Euro) no llegaba ni al 5% de las reservas mundiales; diez años después era casi del 25%. Eso implica que se aumentó la masa monetaria de forma legítima (o al menos, tan legítima como económicamente cabe) por una gran demanda exterior; que por ende había que satisfacer so pena de irnos a un EURUSD de 2, y no poder exportar ni palillos.

Toda esa deuda vendida fuera (A reservas mundiales) dio un gran caudal de dinero que fue el que se invirtió en los países de la UE: en todos. Como lo gastó cada uno, es como lo gastó cada uno. Y ahí, francamente, la culpa es de cada actor económico.

Pero el dinero era bueno, completamente bueno: no ha perdido su valor. Podríamos haberlo invertido todo en modernizar el país, orientarnos hacia la exportación, y ese dinero hubiera sido cojonudo.  Lo que pasa es que, usando un símil, nuestra madre decidió gastárselo en cenas, casinos y perfume caro para putas baratas, en lugar de darnos una educación; y la culpa es de quien se lo prestó.

El Euro no ha sido ni tan siquiera el timo de la estampita, porque esas estampitas siguen valiendo mucho; de hecho, cada día más.

Por último, esas teorías del dinero "bueno" y "malo" no hacen más que bailar las aguas a los que acusan al del carrito del helaó. Aquí todos sabemos donde esta la madre del cordero: la única solución buena y correcta es que el deudor quiebre, y el acreedor cobre lo que pueda; y en un año, todo volviendo a funcionar. Y ahí no hay dinero "malo" ni "bueno"; solo deudas incobrables; pero no se confundan: ese dinero no ha dejado de valer, y está en alguna parte. Que no les engañen. Me atrevería a decir que un 40% concentrado en cuatro bolsillos, y un 60% repartido y dilapidado en lo que nosotros entendemos por "castuza y rocamboles".

Peeero hablar de un dinero malo, implica que eso de las quiebras no tiene sentido ni es justo, y que hay que arreglarlo de otra forma. Es bailarles el agua a los mismos que, aunque Bruselas lo pida, no quieren que las cajas quiebren; aunque se compren y se vendan como un condón de un sucio garito maloliente en los bajos de Argüelles: a un euro.

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